Gobernado por Saturno y Urano, dos planetas enemigos, cuya pugna parece reflejar una dualidad o ambigüedad inherente al signo. Cronos Saturno derrocado por su hijo
Zeus; y Urano, dios del cielo, horrorizado por sus hijos, los Titanes terrestres y los Gigantes, a
quienes desterraba a Tártaros. Su daimon celestial es el perfeccionismo.
Acuario siente un profundo rechazo hacia lo tosco y ctónico
y quizás sea este rechazo el que, acosándole de continuo en los aspectos más básicos de
su personalidad humana, justifiquen sus incesantes esfuerzos por reformar y
redimir a la humanidad y su casi feroz instinto civilizador. El daimon celestial del perfeccionismo
termina, a la larga, sucumbiendo a manos de lo que se ha reprimido anteriormente.
Con frecuencia junto al genuino altruismo de Acuario descansa una profunda duda; la
autoexpresión y autoconfianza está mezclada con una preocupación por el poder
y el punto de vista grupal. Acuario vive atormentado por el temor de ser egoísta
y acribillado por todo tipo de deberes. La conciencia es considerada como una ofensa a los
dioses, por lo cual todos los campos del quehacer acuariano, ciencia, invención,
bienestar social, psicología e incluso astrología están marcados con esa soledad
que es el precio que debe pagarse por ofender a Zeus. La soledad es el motor secreto
que impulsa a una persona para que ayude a otros, ya que a través de esa relación
de ayuda se alivia parcialmente su aislamiento.
La figura mitológica que encarna gran parte del significado
del signo Acuario es el benéfico Titán Prometeo que, aún siendo de la misma raza que
Cronos se alineó con Zeus en la batalla que éste mantuvo contra su padre. Siendo
clarividente conocía el resultado de la rebelión de Zeus contra su padre. Asistió al
nacimiento de la diosa Atenea de la cabeza de Zeus y ésta le enseñó arquitectura, astronomía,
matemáticas, navegación y otras ciencias, que más tarde Prometeo enseñó a los mortales.
La versión más antigua dice que fue él quien creó al humano modelando con arcilla
y agua una figura semejante a los dioses a la que Atenea insufló la vida. El Titán
mantiene un vínculo de afinidad y enemistad con Zeus, ya que éste deseaba destruir
al ser humano pero las súplicas del Titán lo impidieron y su cólera iba creciendo
a medida que los protegidos mortales de Prometeo comenzaban a desarrollar sus
poderes y talentos. Prometeo es un trabajador social a escala cósmica y su robo
del fuego celestial que luego regaló a los mortales parece reflejar un espíritu que
se encuentra a disgusto con la vida meramente instintiva y que ansía crecer y evolucionar.