
El regente del signo es Ares Marte, dios de la guerra.
Entre los egipcios el Carnero era conocido como el primitivo dios Amon – el oculto- quien era la fuerza que existió tras el viento invisible. Los
griegos lo asociaron con el dios creador, su propio Zeus, ya que Amon encarnaba las fuerzas de la generación y fertilidad, iniciando y manteniendo la continuidad de la vida creativa. Esta deidad es
una imagen del poder fálico, tanto en el hombre como en la mujer, es un atributo innato. Zeus es el iluminado, el daimon del resplandor, de la iluminación y del esclarecimiento.
Lanzarse a situaciones peligrosas
para probar el propio valor es una característica de Aries. Frecuentemente se encuentran con padres que han castrado a sus hijos o que han sido
demasiado críticos o represivos con respecto a la herencia natural de los hijos, o que
les han bloqueado hasta el punto de impedirles su expresión creativa independiente. En las vidas de las mujeres arianas en las que el padre
es igualmente dominante o represivo y en las que el marido – elegido
inconscientemente por el parecido al padre- asume el rol de impedir la expresión de la vida independiente. El padre puede reaparecer en forma de instituciones superiores o en la
competición por un amante o una recompensa deseada. Esta pauta de conducta es mítica y representa la imagen de la necesidad de Aries, pues el
padre representa el obstáculo y la forma
de superarlo, significa derrocar el viejo orden y la aserción de un espíritu individual e independiente,
y la manifestación de ese núcleo es la violenta competitividad del signo. La batalla inicial es para alcanzar la libertad, pues Aries debe ser devoto
antes que enemigo. El enfrentamiento con el padre favorece el desarrollo de la personalidad y de la autoridad interna, facilitando
la asunción de la responsabilidad que supone el reino por el que ha luchado.
Cuando los griegos urdieron sus cuentos míticos sobre las constelaciones
que heredaron de Babilonia y Egipto, sobre la imagen del carnero, elaboraron
la historia de un carnero sobrenatural, enviado por Zeus, que salvó la vida
a Frixo y a Helle de su malvada madrastra y los llevó sobre su espalda hasta Solquida.
Helle cayó y se ahogó en el mar, llamado después Hellesponto, pero Frixo consiguió llegar
ileso a Colquida, donde su rey Eetes, un mago y un hijo del dios solar Helios
le protegió. Frixo sacrificó el carnero y colgó su lana en un bosque sagrado protegido por un dragón, en donde se convirtió
en el Vellocinio de Oro, el mismo que Jason y sus argonautas buscaron a través de innumerables peligros. Para Zeus este Vellocino era sagrado.
El Vellocino de Ora y la búsqueda de Jason parecen reflejar el tema central
del drama de Aries, el carnero, el asesinato del Viejo Padre y la búsqueda de la identidad
espiritual individual.
Un héroe no nace automáticamente como tal si no que llega a serlo superando
una serie de pruebas y sufrimientos que llevan a encontrarse con lo que siempre
ha sido pero que se desconocía. En su búsqueda Jason debe luchar con dos reyes
destructivos, lo cual supone una batalla arquetípica con el Padre Terrible. El padre
representa la ley y el orden, transmisor de los valores colectivos y se manifiesta como conciencia. El héroe es un quebrantador del antiguo orden porque es enemigo del viejo sistema de reglas; como portador de
lo nuevo, debe destruir lo viejo.
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